Un embarazo siempre es un acontecimiento que nos llena de alegría, y no debe enturbiarse por la preocupación ante un posible cambio de actitud de nuestro perro. Con muchísimo sentido común y algunos consejos, la convivencia entre tu bebé y tu perro, será perfecta.
Lo habitual es que el perro acepte al bebé y sea “amor a primera vista”, siempre que sea un animal tranquilo, sin problemas de conducta y que haya socializado bien desde cachorro.
Si, por el contrario, tenemos un perro con algún problema de comportamiento, deberemos consultar con un etólogo.
Recomendaciones antes del nacimiento del bebé
Todo resultará más sencillo si hemos enseñado al perro a socializar con niños pequeños. Le resultarán familiares ciertos sonidos, como puede ser el llanto o la risa de un bebé.
Si no es el caso, puede ser útil escuchar frecuentemente una grabación cuando estemos interactuando con nuestro perro.
Es inevitable que nuestro día a día se vea modificado cuando tengamos al bebé, pues nuestra rutina girará en torno a las necesidades del nuevo miembro de la familia.
Por ello, es recomendable que incorporemos de forma anticipada y gradual los cambios necesarios que afecten a nuestro perro. Conseguiremos que, cuando el bebé llegue a casa, ya tenga instaurados los nuevos horarios de paseos, comidas y juegos.
Permitiremos que nuestro perro se familiarice con la habitación y todos los enseres del futuro bebé. Nunca dejaremos que juegue con ellos. Una vez que el bebé haya nacido, es muy recomendable que nuestro perro pueda olfatear ropita ya usada mientras le premiamos. Así, el olor del bebé será reconocido y asociado a un refuerzo positivo.
La llegada a casa
La llegada a casa con nuestro bebé es un momento muy importante, pues será el momento de las presentaciones. Hay que permitir que nuestro perro olfateé por primera vez al bebé. Lo haremos con mucha tranquilidad y calma, mientras le acariciamos y le transmitimos seguridad y serenidad. De este modo, lo verá como algo positivo, y facilitaremos que lo acepte como un miembro más del “clan”. Este proceso puede llevar su tiempo, en ningún caso debemos forzar ni acelerar la interacción entre ambos.
Desaconsejamos
- Aislar al perro del bebé.
- Regañarle cuando se aproxime al bebé.
- Actitudes de tensión o nerviosismo cuando el bebé y el perro estén cerca, pero nunca dejaremos al perro y al bebé solos sin vigilancia, ni siquiera un instante.
Para que el perro nunca pueda ver al bebé como un competidor, deberemos evitar los celos, de modo que siempre que el bebé esté presente, prestaremos atención al perro, acariciándole y premiándole de la forma habitual.
Estamos seguros de que la mayoría de estos consejos serán innecesarios ya que la inteligencia de los perros es tan grande, que la convivencia entre tu bebé y tu perro será perfecta, de hecho, en poco tiempo nuestro perro se convertirá en el mayor protector de nuestro hijo convirtiéndose en su compañero fiel e inseparable.